Y los minutos no pasan.
Como si las pilas hubieran
matado el leve tic-tac de unas manecillas.
Como si el viento por más que soplara
no levantara una bolsa de plástico en la tierra.
Como una voz que se pierde
en los silencios que no se producen en las orillas.
Como el agua que serena
va buscando alojamiento en las espumas navieras.
Y los minutos no pasan.
Una bella melodía recuerdo,
casi escucho sus notas, sus sones, sus palabras.
Miradas al desconsuelo recorren tres paredes
tintadas con la luz del calor de la mañana sin sol.
Abrazando la certeza de que el minutero anda
de que avanza y no retrasa las horas descalabradas
cuando una leve esperanza se cuele por las vitrinas
las hojas de piedra fina no dejan creer en el reloj.
Y los minutos no pasan.
Fino tedio de mediamañana, medianoche, mediodía
susurrante agujetería tejiendo coladores
en la tela que en otra hora lució radiante su vida
y que ahora, adormecida ya no obedece a calores.
Y los minutos no pasan.
Tic-tac, tic-tac, corre, tiempo corre, que ya ni la meta veo.
Tic-tac, tic-tac, noche, tráeme el amparo de ver las horas corriendo.
Tic-tac, tic-tac, acelera tu tic-tac, acelera tu sentir viviendo.
Y los minutos no pasan... tic-tac...