El jueves día 22 de septiembre de 2011 se estrenó en Canal Sur 2 Andalucía un nuevo programa de Jesús Quintero por nombre "El loco soy yo". Siento verdadera admiración por este hombre y su capacidad innata para crear la atmósfera perfecta para una entrevista. Es de los pocos profesionales que saben hacer que cada entrevistado sea interesante para el espectador y además, para introducir cada entrevista suele hacer un monólogo de tipo reflexivo del que os dejo dos ejemplos que me gustaron muchísimo de este primer programa. Espero que os gusten:
"Perdemos la juventud el día que dejamos de ser ácratas, el día que comenzamos a comprender y a disculpar al sistema.
Perdemos la juventud el día que dejamos de soñar con el paraíso en la tierra, un paraíso para todos, el día que empezamos a llamar con desprecio "utópicos" a los que siguen soñando, el día que se nos despierta el sentido práctico y entramos en el juego y aceptamos las reglas.
Perdemos la juventud el día que aceptamos al ganador y no damos un duro por una causa perdida.
Perdemos la juventud el día que aceptamos que esto es lo que hay, que siempre ha sido así y que no se puede hacer nada para cambiarlo"
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"Preguntas en qué creo... Creo en la vida porque la siento correr por mis venas, porque me la encuentro por todas partes disfrazada de rosa, de árbol, de pájaro, de hormiga... porque la siento y la huelo cuando paseo por las calles de mi ciudad. Creo en el amor porque lo conozco, porque las mejores noches las he pasado en su compañía, porque lo veo en los ojos y en los labios de las muchachas, en las manos de los enamorados sentados en los bancos de los parques, bailando en las discotecas, paseando por las calles, escuchando música o tomando copas por las tascas. Y creo en la libertad porque creo en los hombres que han muerto gritando "¡Viva la libertad!", porque sé por experiencia lo que llora y lo que sufre un pueblo cuando le quitan la libertad. Creo en la libertad porque la necesito para vivir, porque yo también he escrito su nombre en mis cuadernos de estudiantes, en mi pupitre y en los árboles y sobre la arena y en la nieve y en el callejón del agua. Creo en los hombres que creen en el hombre porque sé que de ellos no se puede esperar nada malo, porque siempre tienen la mano tendida, la mano dispuesta para estrechar otra mano o para prestar ayuda. Creo en la tierra porque soy parte de ella, porque en ella vivo y en ella me alimento, porque sin ella no sería posible la vida. Creo en la tierra madre de la que nací y a la que volveré con los pies cansados... espero que me estés esperando con una palangana con agüita caliente..."
Menuda rachita llevamos, se nos muere el Lamas, Manolo Moreno y el Petra, Antonio Martín ingresado y ahora para colmo el Adriano se hunde en el muelle de Cádiz. ¿Qué? ¿Quién es ese Adriano? No es un comparsista, no, nunca ha cantao una sola copla de carnaval ni ha sido jurado ni nada por el estilo, ahora, de carnaval entiende un rato ya que lleva muchos años del Puerto a Cádiz dando viajecitos y muchos de ellos con agrupaciones cantando. Además, es protagonista de uno de los himnos del Carnaval, sí hombre, aquella letra de Paco Alba que empezaba diciendo "viene a esta tierra un barquito", ¡qué bonito, por favor! esas cosas ya no se hacen hoy, bueno, casi casi porque hace unos años este hombre... este que tiene fama de triste... el Quiñones, Joaqui, hombre perdóname de olvidarme de tu nombre, picha, le escribió un pasodoble que además lo cantó en la final. Si ya se lo dije yo: "Joaqui, picha, no seas ruina, escríbele al Titanic que te va más" pero no me hizo caso, ¿será esa letra la culpable? No creo, la verdad. Oye, pues voy a escuchar ese "peasso" pasodoble de Quiñones:
¡Ay vaporcito, ay vaporcito
quién lo diría
te van a echar, te van a echar
de la bahía
ya no tendrás que desafiar
a ningún viento
y en los cantiles llora el mar
de Cai al Puerto.
Ya no van a cantarte jamás
coplas de carnaval
cuando en ti embarco
cuando en ti navego
pero a ti nadie te va a quitar
aunque estés en otro mar
tus sueños pintureros.
Y además nadie va a ronear
entre tiras bordás
que forman las olitas.
Ni los barquitos de vela
ya cruzarán por tu vera
como blancas palomitas.
¡Ay vaporcito no te vayas de estas aguas
que como un día te cantara Paco Alba:
“no lo hay más blanco, ni lo hay más bonito”
quédate en Cai, en Cai amarrao
a tomar el solecito.
Joe, Joaquí, bromas aparte, te quedó de categoría el pasodoble, normal que te dieran el primero ese año, además, qué música más bonita, Noli, picha. Pero no ha sido la única letra que le han dedicado mi Adriano III, no, qué va, ahora se me viene a la mente una maravilla de pasodoble de la comparsa "Los que perdimos" de Paco Rosado. Qué bonita era la música que le salió a Paco Rosado ese año, ojú, es que cuando se pone, se pone. Además la letra de Paco Cárdenas y Ramón Peñalver, dos viñeros, claro de al laíto del agua, si es que nadie como ellos pa escribir a un barco.
Me cuentan que esperan
que por primavera
tu carrera esté acabando
que los gaditanos
a ti, Adriano,
ya la espalda te irán dando.
Me cuentan que con pena
tú temes que la sirenas
ya no griten su "te quiero"
te pesa la edad
y te estás quedando atrás.
Me cuentan que esperan
que en la primavera
dejes ya tu amarraero.
Ay, vapor de los vapores
lucha contra la corriente
lucha contra la corriente
y despierta tus motores
ve despacio,
ve despacio aunque orgulloso
como van los vencedores.
Cruza sin miedo las olas,
te acompaño con un cantar
que aprendí de un conileño
medio brujo y gran juglar.
No te empieces a rendir
no te empieces a rendir
que tu sino es navegar.
¿A que es bonito? claro, por dios, qué preciosidad de pasodoble. Bueno y ya paro porque me está dando una penita que las aguas que tanta vida le dieron sea donde te has hundío, pero es que los años no pasan en valde. Menos mal que te has quedao en Cai y no te han llevao por ahí. A ver si te reflotan y te ponen en un sitio tomando el solecito para que la gente admire tantos años que has estado adornando la bahía con tu vaivén. Yo te voy a despedir pidiendo a los copleros del carnaval que a ver si le sacan alguna letrita a esos catamaranes que te hicieron viejo, aunque sea por tener otra coplita más en carnaval. Así que me voy a ir escuchando ese pasodoble tan bonito del maestro, de Don Paco Alba. Anda que no tenías tú que ronear ná con este pasodoble, te imagino diciéndole a Elcano "quillo, tú serás escuela pero a mí me escribió Paco Alba" aunque Elcano también tiene su coplita y de Pedro Romero, que no es moco de pavo, ¿Eh, Adriano?, pero tú tienes ese encanto que tiene la gente de Cai, eso de ser grande siendo el más humilde del mundo. Ah, y que conste que la tía Norica va a llevarte al puerto una coronita de flores en tu honor, que dice que es el único barco en el que no se ha mareao. Bueno, me voy que está la cena puesta... "Viene a esta tierra un barquito..."
Viene a esta tierra un barquito
más típico no lo hay,
más blanco ni más bonito
en toíto el muelle de Cai.
Mire usted si ese barquito
tiene una gracia exquisita
que hasta dio su viajecito
la célebre Tía Norica.
Los barcos de vela
como palomitas cruzan por su vera
los grandes mercantes
suenan las sirenas
al verlo pasar
y es que se barquito
es tan pinturero
que le dan besitos las olas del mar.
Como ronea, como presume
sobre las aguas plateadas y azules.
Ay, vaporcito del Puerto
cuando en ti me embarco
cuando en ti navego
me contagias los recuerdos
de tus bellos sueños, sueños marineros.
Ay, vaporcito del Puerto
tú eres la alegría, tú eres la alegría
de ese muelle tan hermoso
con ese rumo garboso
con que cruzas la bahía.
Mira que es bonita la letra, y eres la alegría del muelle dice Paco, ajú Adriano, vas tú ahora que ya estás harto de viajes y te hundes en pleno muelle, ahora, cumpliste con tu travesía y llevaste a los pasajeros a buen puerto, qué mejor puerto que el puerto de Cádiz, pero ¿qué digo puerto? el muelle de Cádiz. Te echaremos de menos cuando cantemos esta coplilla, Adriano, picha.
Seguro que todos habréis oído hablar de la película de Tim Burton Pesadilla antes de navidad, una película que se ha convertido con el paso de los años en todo un clásico del cine disney. Es una película grabada con la técnica del stop motion. Es una película que desde chico me fascinaba, era algo diferente a las películas que solía ver donde todo eran princesas, príncipes, hadas madrinas y animalitos simpáticos que hablaban. Esta era una película terrorífica en su forma, aparecían monstruos, seres sobrenaturales y de formas imposibles. Además, la música era diferente, muy diferente y pegadiza, de esas que te llevas todo el día tarareándola.
Cuando iba al videoclub más cercano de mi casa, rara era la vez que no me hacía con esta película, aunque curiosamente nunca me la compré. La veía y la reveía y más de una vez tuve que pegar la multa del videoclup por entregarla más tarde de lo debido. Y sí, yo tampoco la llevaba rebobinada, pero si la rebobinaba, llegaba al principio y, claro, es muy tentador verla de nuevo. Y es que, quien se va a resistir a escenas como ésta:
Por si alguno no la ha visto (que ya está tardando en verla) es una película que nos lleva al bosque de los mundos donde están las puertas a todas las fiestas. Allí está la ciudad de Halloween y su rey, Jack Skellington. Él es el rey absoluto de una ciudad que se lleva todo el año preparando la festividad de Halloween, pero está cansado, está cansado de hacer todos los años lo mismo. Emprende un viaje al bosque y allí entra en el mundo de la navidad quedando maravillado por lo que allí acontece (es el momento del vídeo anterior). Vuelve a su ciudad, a su mundo y decide que ese año, ellos, los habitantes de la ciudad de Halloween, van a encargarse de la navidad. Pero será una navidad especial, a su manera.
Ese es el argumento de la película, no os voy a contar más porque tenéis que verla si aún no lo habéis hecho.
Yo crecí y en mi mente siempre quedaba el recuerdo de esta maravillosa película, guardaba un grandísimo recuerdo. Pero mis visitas al videoclup fueron decayendo hasta desaparecer y así me alejaba más y más de este clásico. Pero un buen día de mi cumpleaños me llegó de regalo la cinta de vídeo de esta película y de nuevo pude saborear la película, aún más porque ahora me permitía, incluso, reflexionar sobre ella. Me había vuelto a enamorar de ella.
Con el tiempo me di cuenta de que el hechizo de esta película era mágico pues mi primo pequeño, cada vez que venía a mi casa me hacía ponerle la película y se sabía las canciones y las bailaba encima de mi cama con tan sólo tres años. Los monstruos debajo de la cama, los lobos, los vampiros, no dan miedo, inspiran confianza. Eso sólo lo puede conseguir Tim Burton.
Fue precisamente este director el que me entusiasmaba. Ya de pequeño veía la película Beetlejuice, (también la serie de animación), y me gustaba bastante, aunque no es ni mucho menos la mejor película de Burton, de hecho es de las peorcitas. También sentía admiración por Eduardo Manostijeras, otra película que me encantaba de chico, pero esta, a diferencia de Beetlejuice, me sigue gustando. Y es que me fui enganchando a esa dicotomía entre dos mundos de casi todas las películas, por no decir todas, de Tim Burton.
Pasaban los años y Tim Burton se iba afianzando entre mis directores favoritos, me fascinaban cada una de las películas que veía de él, La novia Cadáver, Sleepy Hollow, Big Fish, Sweeney Todd, todas me encantan.
Pero una vez más el destino me cruzó con Pesadilla antes de navidad. Yo soy un gran aficionado al carnaval y tuve la suerte de que me llamaran para formar parte de la orquesta del coro de Puerto Real, un coro de los importantes en Cádiz, aunque últimamente esté de capa caída. Yo entro en el coro y comienzo a ensayar. Al tiempo de estar ensayando me entero del tipo, el coro se llamaba La pesadilla, y el tipo era Pesadilla antes de navidad, en concreto las voces irían de Jack y la orquesta de sus novias, Sally. Yo alucinaba, no podía creer que mi debut en el Gran Teatro Falla fuera con un tipo de aquella película.
¿Recuerdan el primer vídeo? el de la canción "Esto es Halloween", pues bien, ahora vean la presentación del coro:
Y ahí estaba yo, vestido de Sally para todo el carnaval. Además, después de dos años en los que el coro no pasaba a cuartos ese año fue el tan ansiado pase. Para colmo, se cogieron algunas letras mías que gustaron en la calle, ya que en el teatro ninguna se interpretó. Todo un honor.
Pues bien, así es mi experiencia con Pesadilla antes de Navidad, no sé si volveré a encontrarme con esta película alguna vez en mi vida, por lo pronto, para reyes me la pido en dvd que ya se está empezando a gastar la cinta de video. Les dejo con algunos vídeos tanto del coro como de la película.
El primer tango cantado por el coro en la fase de preliminares, es un tango de presentación, nos presentamos expresando el amor por Cádiz. Si me queréis ver soy esa Sally guitarrista del minuto 0:48.
Es el Lamento de Jack, una de las mejores partes de la película.
Ese es uno de mis cuplés, como ven la gente se ríe, en fin, se está perdiendo el sentido del humor jejeje En concreto está interpretado en el viaje de convivencia del coro en el Hotel Royal Al-Ándalus.
Y esta canción me encanta de la película. Una melodía deliciosa de Danny Elfman.
El mañana se nos antoja como una futura materialización del presente, no queremos que sea igual, pero de una forma u otra los días se repiten, se repiten las fórmulas que dejan al día ser día, sólo hay un ápice que cambia y es que tú ya no eres el de hoy, eres el de mañana, el de hoy y no el de ayer, ¿Hay más cambio que no cambiar más que de ubicación? Mañana siempre será mañana, y mañana será otro día y ese día será como hoy sin serlo.
Hace unos años, cuando estaba en 2º de bachiller escribí este artículo para Lengua Castellana y literatura, y la verdad es que me gustó mucho, y a la profesora también, creo recordar que me puso un sobresaliente por él. A ver si os gusta a los que lo leáis:
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Últimamente se ha abierto la veda en relación con el sexismo en el lenguaje y como suele pasar con todo, hay dos grandes opiniones y corrientes de pensamiento, una, que sí hay sexismo en el lenguaje español y otra que no lo hay. Normalmente suelen ser las mujeres las que defienden la teoría del lenguaje sexista, ya que las mujeres llevan al feminismo a los límites más insospechados, hasta la lengua se ha visto salpicada por el feminismo. Está bien que las mujeres defiendan derechos e igualdades pero no llevar esas ansias de derechos e igualdades hasta los límites a los que los llevan. La lengua es un bien común que hemos ido heredando de generación en generación durante siglos y siglos y por el pensamiento e ideología de algunas mujeres no se debe cambiar. El castellano es una lengua romance, proviene del latín, por lo que el problema viene de atrás. Por ejemplo: en la palabra “juez” del latín “iudex”, permitir el femenino de esta palabra “jueza” sería un error gramatical, porque los romanos nunca dijeron “indexa” (al menos que se sepa, claro). Así que para cambiar las palabras castellanas tendrían que cambiar la lengua latina, pues inventen una máquina del tiempo y vayan ustedes a la época romana y díganles a los hablantes que esas normas no son así porque en el futuro nos sentiremos discriminadas una serie de mujeres. Diciendo el masculino y el femenino cada vez que se habla lo único que se consigue es que nos expresemos de una forma menos fluida, y ya no hablemos en discursos que se harían tan largos y somnolientos que en los mítines políticos repartirían almohadas en vez de banderitas del partido correspondiente. La letra “a” ahora resulta que es una marca de femenino y la “o” del masculino, pues bien, resulta que tenemos letras parias como la “e”, la “i” ó la “u” a las que no quieren en ningún bando. Parece ser que todo lo relacionado con lo masculino tiene que terminar en “o” y lo relacionado con lo femenino en “a”, pues, si ésto es así, resulta que Rafael Alberti es un “poeto” y Montserrat Caballé una “soprana”. Si estas mujeres dicen que el término “piloto” excluye a las mujeres que ejercen ese oficio y solo se refiere a los varones, pues si se permitiera el femenino “pilota” ¿Por qué no permitir el empleo de la expresión “pilota automática”? Suena extraño, yo me imagino a un piloto de aviones en un momento en el que corre peligro la vida de los pasajeros y todo depende del piloto automático y tiene por “copilota” a una de las mujeres “lenguajediscriminataristas” y le dice “¡Ponga la pilota automática!, ¡Rápido póngala!” y mientras que el piloto se recupera del shock de estas palabras ya son portada de todos los periódicos. El uso del término “pilota automática” sería para aviones “Iberia”, que son femeninos y el de “piloto automático” para “Airbus”, puestos a imaginar. Los aviones pilotados por hombres tendrían piloto automático y los pilotados por las mujeres tendrían pilota automática, ¿Y si el avión tiene un piloto y una “copilota” o una “pilota” y un copiloto? Serían pilotos automáticos unisex. También dicen algunas mujeres que al utilizar términos como “todos” se sienten discriminadas porque entienden ellas que solo se refieren a los varones, pues muy bien, ¿Se sentirán igual de discriminadas si están en un banco, con hombres y mujeres, y entran atracadores gritando ¡Todos al suelo!? ¿Se quedarían en pie porque ellas opinan y entienden que los atracadores solo quieren que se tiren al suelo los hombres? No creo que se quedaran en pie. Según la teoría defendida por estas señoras los atracadores tendrían que entrar a punta de pistola gritando: “¡Todos y todas al suelo!”, pues mientras que dicen todos y todas al suelo han perdido un tiempo muy valioso en el que el señor banquero ha pulsado la alarma y ya la policía (si está formada por mujeres, si está formada por hombres sería policío) apresarían a los ladrones. O para no irnos a una situación tan incómoda, ¿Se sentirían discriminadas si están cualquier lugar y llega una persona repartiendo millones (cosa muy poco probable) y diciendo “Todos sois millonarios”? Ellas según sus propias opiniones y pensamientos agacharían su cabeza y se marcharían porque solo serían millonarios los hombres. Como se ha podido comprobar a lo largo del escrito no estoy de acuerdo en que el lenguaje sea sexista, no es que sea sexista, es que el lenguaje tiene un conjunto de normas y leyes que hay que cumplir, leyes que tenemos heredadas de la cultura latina. Solo con el uso frecuente de palabras y expresiones se podrían llegar a aceptar, pero dudo mucho que todas las personas, o la mayoría, de España llegue a hablar un día utilizando el masculino y el femenino. Ni los políticos alargarán más sus mítines por esos asuntos, ni Montserrat Caballé será “soprana”, ni los atracadores dirán ¡Todos y todas al suelo!, ni mucho menos seremos todos y todas millonarios y millonarias.
Y allí estaba yo, solo en aquel escenario, frente a un teatro que se encendía y se apagaba con el calor de un público que a mi retina venía como van y vienen las olas a la orilla de la mar. No había nadie, ni nadie ponía freno a mis pensamientos, aquellos que de un pañuelo arrojado a mi lado, un pañuelo blanco y negro, lleno de contrastes y de contraposiciones que mueven el mundo, un pañuelo que tomó forma de tornado. Y como un tornado vinieron a mí todas aquellas personas que me observaban, todas aquellas historias sin final dispuestas a que yo las escriba, todas esas palabras que de mis manos saldrán dirigidas por la mente de mi corazón y quedarán fijadas en un texto, ¿será éste? Quizás no, porque este texto no es más que un tornado, el tornado de aquel escenario en el que las luces cambian y se empeñan una y otra vez en iluminar ese pañuelo del que brotan las ideas, ese tornado de viento inspirador, ese vacío de un escenario lleno por mi persona.
Y peldaño a peldaño, escalón a escalón, paso a paso hacia el final de un tramo mientras tomamos aire para encarar el siguiente. Cada tramo es más pesado o más liviano, más largo o más corto, pero siempre su objetivo es el mismo, llegar al final de él y prepararnos para el siguiente. Y no vemos el final, nuestro piso, donde habitamos, sólo vemos escalones, dientes afilados hacia la garganta, dunas plegadas en el desierto, sierra que corta madera de vida, la escalera de nuestra vida.
Y formando una montaña de papeles arrugados, papeles donde se firman guerras, papeles donde se negocia con la paz, papeles que son sólo papeles y papeles que son más. Pueden ser la alegría, la tristeza, el agobio, el desahogo, el dolor, el amor, el terror, pero en el fondo papeles, papeles, nada más, que arrugándose en sus pliegues dan paso a otros papeles que se arrugarán más tarde, cuando no sean ni la alegría, la tristeza, el agobio, el desahogo, el dolor, el amor, el terror, cuando sólo sean papeles arrugados formando una montaña.
En un pliegue se dibuja un corazón con dos nombres, el tiempo pudo borrarlos, pero en un papel se esconden. Dibujos y garabatos, mis intentos de poesía, reflexión de aquella noche en que dormir no podía.
Papel, papel, papel, tan poco y tanto que puedes llegar a ser cuando simboliza tanto lo que se escriba en él. Papel, papel sólo papel, como el que estoy manchando con estas torpes palabras que irán a parar a esa montaña de papeles arrugados donde hoy busco la inspiración que se me quedó perdida en mis montañas de papeles…
Y sonó aquel suspiro último ante la muerte del esfuerzo que llevaba realizando en busca de la Libertad, esa que tanto ansiaba y suspiraba y se esforzaba por conseguirla. Esa estaba ya delante suya, con la mirada penetrante de quien no se deja tocar, con la mirada sabia de la sabiduría libertina, esa, que con manto rojo de la sangre derramada por ella, está quieta y alzando en sus brazos una paloma, esa que no habla pero dice cosas con el susurrante mirar de sus ojos. El suspiro hizo le llegar, palparla con sus manos, sentirla como verdadera por un instante. Pero aquella libertina y valiente, salvaje y verdadera, desapareció dejando tras de sí unas tinieblas de desilusión y confusión, de suspiros esforzándose en dar respuesta a todos los interrogantes. Y es que esa señora libertina y valiente, salvaje y verdadera nunca estará a nuestro lado, nunca, ni en la muerte, ni cuando el último suspiro de aliente se esfuerce por salirnos. Nunca seremos libres pues la libertad siempre estará controlada por el sentimiento de saber que somos libres. Una vez y otra vez, esa libertina y valiente, salvaje y verdadera desaparecerá y de nuevo suspiraremos por comenzar el esfuerzo de sentir que la tocamos, un instante antes de que volvamos a suspirar…
Ahí están, como una legión de soldados esperando las órdenes de mis pensamientos…
Sé que sólo son teclas, pero las teclas forman letras, las letras palabras, las palabras frases, las frases textos y los textos, mis pensamientos…
…¿Qué sería de mis pensamientos sin las palabras que lo expresaran?... …¿Qué sería de las palabras sin el peso de un significado?... …¿Qué sería de un texto sin un pensamiento?... …¿Qué sería de unas teclas sin palabras que formar?... …¿Qué sería de los textos sin las palabras?...
¿Qué son los textos?...Sólo palabras, sólo pensamientos.
Te quiero. Muchas veces se oye estas palabras en el día a día, pero su uso puede ser incorrecto, de hecho, es incorrecto en muchos casos. El te quiero no es ese que se dice cuando se necesita ayuda, es el que se dice cuando te han ayudado El te quiero no es ese que se dice en la cara y por la espalda te dan puñalás El te quiero no es ese que se dice por cumplir, se cumple si se dice
Un te quiero ha podido inspirar a grandes poetas, pero nunca será más bello que las dos palabras en sí y el sentimiento que encierra.
No tiene porque decir que se está enamorado de la persona a la que se le dice, también puede ser dicho a un amigo o amiga porque le quieres, porque forma parte de ti…
Un te quiero no es un regalo, es una recompensa por ganarse un rincón en nuestros corazones.
Un te quiero sale del alma y se refleja en los ojos…
Hay quien intenta poner el galardón de la traición a quien compite con sus armas del bien y de la amistad. Y es que la vida es así, una eterna ganancia para los que deberían obtener con sus actos sólo tristeza y desgracia, y una pérdida interminable a quienes deberían heredar el siempre prometido y nunca, o al menos nadie lo ha corroborado, dado “reino de los cielos”. Quizás en el cielo de los obligados perdedores haya habido un golpe de estado y sea la dictadura del injusto ganador la que imponga las leyes para poder acceder a él, quién sabe, todo es posible en la viña del señor, eso dicen.
Yo prefiero perder, ganar en tristeza, sufrimiento, en dolor, porque al fin y al cabo no es más que ganar en experiencia para poder tratar con los ganadores que sólo ganan mentiras, felicidad efímera y mentiras.
Al leer la crítica "El libro de la selva" en el blog de mi amiga Clementina, me dispuse a comentarle y me salió otro artículo crítico que a partir de ahora pasa a formar parte de mi rincón:
Parece mentira como en este país, no se si en otros del mundo, los programas llamados del corazón o de la prensa rosa, ocupaban esos primeros puestos en las listas de audiencias en detrimento de programas cuyo contenido podría enseñar, culturizar, educar, informar al fin y al cabo, que veían como los espectadores (esa gran masa inerte que sigue al más poderoso) los consideraban como programas aburridos y sólo dignos de ser emitidos con el motivo de echar una buena siesta. Pero algo tiene esa televisión rosa, esa telebasura que muchos llaman, y es que engancha al espectador, como un libro engancha a un lector, pero como en la lectura, puede enganchar algo malo y algo bueno, y normalmente lo malo, lo que carece de algo más allá de puro y mero entretenimiento, es lo que suele enganchar. Aquí gusta el morbo y los mayores fabricantes de morbo son los mayores comunicadores de este país, aunque su carrera se resuma en haber investigado e informado sobre las diversas novias que ha tenido el padre de Jesulín de Ubrique. Pero también podemos preguntarnos ¿Por qué se recurre a este tipo de programas? Puede ser que la respuesta no esté tanto en este tipo de programas, sino también en los demás, en esa mayoría que si tratan temas de sociedad vemos la cruda realidad del maltrato, la pederastia, los asesinatos, etc. si tratan la política vemos las mentiras de uno y otro bando sólo en beneficio de su propio interés sin tener en cuenta al pueblo, si tratan de economía nos hacemos eco de esa crisis que nos asola. Realmente los programas rosas hacen que, ante los quebraderos de cabeza que nos dan las otras ofertas televisivas, huyamos a temas más vanales e insustanciales que despejarnos y olvidarnos de esa realidad que nos tiene atrapados. Quizá, en esta selva, ni las flores son tan bellas ni las víboras tan venenosas, que todas tienen peligro en forma de alérgico veneno.
En la soledad de mi celda, tan oscura y siniestra como la palabra de Dios misma, escribo esta carta sin receptor alguno, sólo con la idea de que alguien en algún momento de la historia pueda detenerse a leerla. Soy un fraile que vive recluido en este monasterio donde fue a parar creyendo que en él encontraría la luz divina, pero la luz divina no la transmiten las grandes vidrieras que adornas las fachadas catedralicias ni los grandes cirios que iluminen los altares más lujosos de las grandes basílicas, la luz de Dios no es algo ligado a la iglesia, ni a sus hacedores. Quien quiera encontrar la paz con una simple confesión ante una sotana, no encontrará más que una excusa barata para rezar y sentirse culpable. La verdadera paz es aquella que debemos perseguir más allá de estos muros que me encierran. No sé bien qué hay en el exterior, pero de todos, soy el que más contacto tiene con la libertad. Un niño, harapiento, churretoso y desnutrido, todas las noches viene a mi ventana y a cambio de un pedazo de pan me cuenta qué sucede en los mundos profanos. No puedo hallar en sus palabras más que miedo, horror y tristeza. Sólo son peleas, asesinatos, robos, saqueos y demás violaciones de los santos mandamientos que diera Moisés. Sólo son esos los mismos que vienen a confesarse una vez en semana y que una vez que salen del templo vuelven a dar motivos por los que poder confesarse pasados siete días. ¿Qué tendrá este templo que conduce a la oveja descarriada? Será la luz de las vidrieras aquellas que inundan de paz lo que es guerra en la luz del sol sin camuflar. Tal vez sea este el templo de las mentiras y la calle el templo de las verdades, o quizá sea al revés. No se si esto se volverá a leer en cualquier otro momento, pero si es así, espero que la guerra sea dentro de estas paredes y fuera exista la luz de las vidrieras, pues esto es sólo un templo al que acudir una vez en semana y aquello la calle donde vivir toda una vida.
Y dicen que cuando el sol acaricia la tierra el destello de luz que se pierde por ella alcanza las manos y los ojos de los sueños de quienes los ven. Caminando al horizonte, de despedida un beso, hacía aquel planeta honesto que de vista va a perder con la última luz que ve el cielo, con la primera luz que ven las aguas que casi en sus aguas nace y renace en cada atardecer. Una playa, un campo, una ciudad, una eterna persecución hacía la mar del sol que quiere enjuagarse y refrescar sus encendidas brasas que ayudan a iluminar. Una mano por la luna y la otra por el sol, dos destellos luminosos de la tarde celoso por no tenerlo está dios.
Porque nuestra vida es una playa, playa de arena por donde caminan las personas que pasan y se van, pero que dejan una huella clavada en la tierra… huellas que pueden irse como el viento se va, y huellas que quedarán imborrables porque el caminante ha pisado tan fuerte que ha grabado su nombre en la arena, así, fuerte, tan fuerte que ni una ventolera, ni una ola podrá quitarlo… Las sonrisas, los baños, los juegos, el sol, la luna, nunca acabarán y estarán presentes siempre en la playa, con las mismas o con otras personas, pero siempre teniendo presentes las huellas de los que pasaron y siempre volverán…
Porque nuestra vida es una playa de arena llena de huellas…
Estoy a solas con la voz de mis escritos, aquella que me acompaña cuando fluyen de mi mente las ondulaciones marinas que llenan mis textos. Hay una ciudad lejana a orillas del mar donde me encuentro, pero no pasa en ella nada más que lo que no veo, lo que no siento, pues sólo siento el que estoy escribiendo y que mi voz me habla y me dicta frases y versos para con ellos dibujar a base de palabras en mi mente la imagen de mi orilla de pensamientos en la que baño mis pies para refrescar los lamentos del calor de aquella lejanía, ahora cercana, en la que me encuentro. Bañando mis pies en tu suelo, con plata los voy cubriendo y mi voz ya me está diciendo lo que voy escribiendo, lo que siento o, tal vez, sólo pienso.
La voz de mis escritos me deja a solas en la orilla esperando la barquilla que entre las piedras encalle y cure de las piedras mis heridas y me lleve a escuchar a otra parte.
Si uniéramos el agua y el fuego tendríamos un elemento indestructible. Destruyen (inundaciones e incendios), dan vida (calma la sed, da de comer) dan luz (reflejo del sol, hoguera en la noche). ¿Cómo dos tan parecidos no pueden acabar juntos?, porque el agua mata al fuego y el fuego mata al agua. Pero a veces se atraen, porque a veces el fuego se une con el agua, para formar el humo. Igual que dos personas se unen para formar una amistad, o un amor. Porque el fuego y el agua, con sus parecidos y sus diferencias no son más que eso, amigos que, por causas del destino, están predestinados a no estar juntos, aunque se buscan porque el fuego se enciende para ser apagado por su amigo el agua.
No es más que agua en fuego, no es más que fuego en agua, no son más que amigos separados, pero unidos…
Porque las noches producen esa sensación mágica que a veces sólo se explica escribiendo cosas como esta. La luna ofrece a nuestra alma un mundo lleno de fantasía y posibilidades, sólo hay que saber acertar y visitar ese mundo extrayendo de él todo lo que se pueda. Porque la noche tiene la capacidad de hacernos soñar con cosas que queremos y odiamos, que deseamos o detestamos, pero al fin y al cabo soñamos, porque soñar es una manera de escribir con imágenes, sin letras, escribir en nuestra memoria olvidadiza algo vivido sin vivir. La noche es mágica, y la magia cautiva… La magia que se produce en una noche de reír, de llorar, de sufrir, de disfrutar, de cantar, de bailar, de hablar, de mirar, de pensar, de contemplar, de vivir, al fin y al cabo vivir, a la luz de la luna, esa que tiñe de plata el dorado que el sol le da al mundo, esa que hace de plata la vida y la magia de vivir…
Porque todo tiene una cara y una cruz. Una cara amable en la que nos divertimos y recreamos con nuestra amigos, con nuestra familia, con nuestro amor (el que lo tenga) con nuestra inspiración, y una cruz donde a martillazos nos han clavado sin poder escapar de sus astillas que se clavan en nuestra piel al igual que los clavos que nos sujetan a ella. Una cara tan triste y apenada que apenas esboza una mueca de sonrisa si no es porque se le acerca la muerte, y una cruz donde crucificar a los ladrones que nos roban la sonrisa todos los días. Sea cara o sea cruz, todo tiene una sombra, un rastro a seguir que puede que con el camino se borre, pero siempre quedará en nosotros el recordar que un día hubo una cara con su cruz.
Todo tiene una cara y una cruz, por eso las monedas tienen su cara y su cruz porque en el fondo esa es la cara y la cruz de nuestra sociedad, la moneda, aquella con la que todo se compra y por la que todo se vende. Su sombra sí que permanece siempre dispuesta a nunca encenderse ni apagarse, siempre está, como la cara y la cruz de la vida.