Hay quien intenta poner el galardón de la traición a quien compite con sus armas del bien y de la amistad. Y es que la vida es así, una eterna ganancia para los que deberían obtener con sus actos sólo tristeza y desgracia, y una pérdida interminable a quienes deberían heredar el siempre prometido y nunca, o al menos nadie lo ha corroborado, dado “reino de los cielos”. Quizás en el cielo de los obligados perdedores haya habido un golpe de estado y sea la dictadura del injusto ganador la que imponga las leyes para poder acceder a él, quién sabe, todo es posible en la viña del señor, eso dicen.
Yo prefiero perder, ganar en tristeza, sufrimiento, en dolor, porque al fin y al cabo no es más que ganar en experiencia para poder tratar con los ganadores que sólo ganan mentiras, felicidad efímera y mentiras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario