Estoy a solas con la voz de mis escritos, aquella que me acompaña cuando fluyen de mi mente las ondulaciones marinas que llenan mis textos. Hay una ciudad lejana a orillas del mar donde me encuentro, pero no pasa en ella nada más que lo que no veo, lo que no siento, pues sólo siento el que estoy escribiendo y que mi voz me habla y me dicta frases y versos para con ellos dibujar a base de palabras en mi mente la imagen de mi orilla de pensamientos en la que baño mis pies para refrescar los lamentos del calor de aquella lejanía, ahora cercana, en la que me encuentro. Bañando mis pies en tu suelo, con plata los voy cubriendo y mi voz ya me está diciendo lo que voy escribiendo, lo que siento o, tal vez, sólo pienso.
La voz de mis escritos me deja a solas en la orilla esperando la barquilla que entre las piedras encalle y cure de las piedras mis heridas y me lleve a escuchar a otra parte.
La voz de mis escritos me deja a solas en la orilla esperando la barquilla que entre las piedras encalle y cure de las piedras mis heridas y me lleve a escuchar a otra parte.
Primo, esto, la verdad es que no sé por qué lo escribes en prosa, pero es verso puro, es poesía con sus seis letras. Cómo escribes, tío. Cuánto me alegro de tener un primo así.
ResponderEliminarUn abrazo, y nos veremos pronto por los pasillos.