Este es un blog donde encontraréis cositas varias que ni yo mismo sé que voy a poner, sólo espero que disfrutéis tanto leyéndolo como yo escribiéndolo

domingo, 19 de octubre de 2008

Pensando en que pensaba sin pensamientos


Este es un pasodoble que escribí para esa chirigota que no vamos a poder sacar en 2009. Lleva música mía y la letra logicamente también lo es, espero que guste:

Pensando en que pensaba sin pensamientos
buscando un futuro que algún día pasó
mi mente le da vueltas a ese destino
que me aguarda ese recuerdo cuando jamás sucedió.
Vivo dentro de mis sueños la realidad que quisiera
vivo dentro de la vida el sueño que yo durmiera
abrazándome al sentido de la mente
aquel que me deseó constantemente
pero nunca deseó ser realidad
Pensando en que pensaba yo sin pensamientos
confundí los sentimientos: dolor y felicidad.
Me imaginé volar
aviones de papel
trazando al vuelo mil mariposas
me imaginé cantar
canciones del ayer
e imaginé que eran claras las sombras.
Pensando en que pensé
que todo era verdad
cuando tan sólo era fantasía.
Y ahora futuro lo veo tan claro
como ese rescoldo que dan las cenizas
y por el cielo vuelan mariposas
con seria sonrisa, con seria sonrisa.


sábado, 11 de octubre de 2008

A la luz de la vidriera


En la soledad de mi celda, tan oscura y siniestra como la palabra de Dios misma, escribo esta carta sin receptor alguno, sólo con la idea de que alguien en algún momento de la historia pueda detenerse a leerla.
Soy un fraile que vive recluido en este monasterio donde fue a parar creyendo que en él encontraría la luz divina, pero la luz divina no la transmiten las grandes vidrieras que adornas las fachadas catedralicias ni los grandes cirios que iluminen los altares más lujosos de las grandes basílicas, la luz de Dios no es algo ligado a la iglesia, ni a sus hacedores.
Quien quiera encontrar la paz con una simple confesión ante una sotana, no encontrará más que una excusa barata para rezar y sentirse culpable. La verdadera paz es aquella que debemos perseguir más allá de estos muros que me encierran. No sé bien qué hay en el exterior, pero de todos, soy el que más contacto tiene con la libertad.
Un niño, harapiento, churretoso y desnutrido, todas las noches viene a mi ventana y a cambio de un pedazo de pan me cuenta qué sucede en los mundos profanos. No puedo hallar en sus palabras más que miedo, horror y tristeza. Sólo son peleas, asesinatos, robos, saqueos y demás violaciones de los santos mandamientos que diera Moisés. Sólo son esos los mismos que vienen a confesarse una vez en semana y que una vez que salen del templo vuelven a dar motivos por los que poder confesarse pasados siete días. ¿Qué tendrá este templo que conduce a la oveja descarriada? Será la luz de las vidrieras aquellas que inundan de paz lo que es guerra en la luz del sol sin camuflar. Tal vez sea este el templo de las mentiras y la calle el templo de las verdades, o quizá sea al revés.
No se si esto se volverá a leer en cualquier otro momento, pero si es así, espero que la guerra sea dentro de estas paredes y fuera exista la luz de las vidrieras, pues esto es sólo un templo al que acudir una vez en semana y aquello la calle donde vivir toda una vida.

Fray José de Cádiz

domingo, 5 de octubre de 2008

El cuento


Hoy es el cumpleaños de una persona muy especial para mí y hace un tiempo le conté un cuento que ahora quiero poner aquí, tal cual salió, sin retoques de ningún tipo, como felicitación:

Érase una vez que se era, en un país muy lejano nació un rusito (ya no hace falta decir el país) desde pequeño sentía algo que no sabía que era pero que cuando veía una mesa le hacía marcar un compás con sus nudillos de tal manera que todos quedaban asombrados pues sacar un compás en un mostrador de mármol es muy complicado.
Un día decidió visitar el mundo, quiso ir a Italia, pero como los aviones son así, él apareció en Cádiz. Se dice que Italia es muy bella pero cuando leyó en un cartel "Cádiz" supo entonces lo que era la belleza. Paseó y paseó por esas estrechas calles con cañones en las esquinas, una ciudad protegida sin duda alguna, a pesar de que sus murallas están abiertas a quien quiera entrar. Los habitantes de esa ciudad eran muy extraños, uno, hombre por su barba, llevaba una caperuza roja y una faldita con delantal, otra, mujer por sus ojos, llevaba una barriga postiza y una barba de plástico. Se lanzaban unos a otros unos papeles recortados muy pequeños y de colores y unas tiras que escapaban de aquí para allá. Quiso ver algo de orden, pues en unas carrozas iban subidos más de 40 policías, pero en lugar de imponer orden, armaron jaleo tocando y cantando unas piezas muy curiosas, será que la música amansa a las fieras. Siguió caminando cuando de pronto, a la altura de un parque que pertenecía al señor Genovés, por un alguien italiano, miró hacia un edificio con unas columnas que tenían pinta de despellejar si te apoyabas en ellas. De entre las columnas surgió una mujer. Vestía una larga túnica antigua, como una griega más, pero por su belleza era la reina más bella, la diosa de la belleza quitándole el puesto a la misma afrodita.
Quedando maravillado por la belleza fue tras ella y comprobó que era rusa al igual que él. Descubrieron que los dos habían ido a parar a aquel rincón tan extraño empujados por ese compás de nudillo. Entre charlas rusitas caminaron y fueron a parar a ese rincón donde los vientos pelean por ser quien la acune, esa playa, la Caleta. No les quedó más remedio que silenciarse al contemplar la puesta de sol más bonita que ningún pintor podría captar jamás. Cuando el último rayo besó las aguas caleteras, los dos rusos se miraron y se dieron un abrazo y un beso tan grande que hasta comenzó a saltar otro viento, meciendo las barquillas.
Desde entonces cada noche van a ese lugar y reviven el momento.
Luego, después del abrazo, se levantaron y se fueron paseando por el campo del sur hablando de sus cosas y recordando el paisaje más bello jamás visto. ¿La caleta? no, el rostro del otro al abrazarse.

Porque los cuentos pueden llegar a hacerse realidad.


sábado, 27 de septiembre de 2008

Destellos de cada tarde


Y dicen que cuando el sol acaricia la tierra el destello de luz que se pierde por ella alcanza las manos y los ojos de los sueños de quienes los ven. Caminando al horizonte, de despedida un beso, hacía aquel planeta honesto que de vista va a perder con la última luz que ve el cielo, con la primera luz que ven las aguas que casi en sus aguas nace y renace en cada atardecer. Una playa, un campo, una ciudad, una eterna persecución hacía la mar del sol que quiere enjuagarse y refrescar sus encendidas brasas que ayudan a iluminar. Una mano por la luna y la otra por el sol, dos destellos luminosos de la tarde celoso por no tenerlo está dios.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Un cuento sobre el agua


Una canción del último álbum de "La Oreja de Van Gogh", un grupo que dejé de escuchar pero que ha vuelto a llamar a mi puerta. Quizá no es la mejor canción del disco, pero me gusta mucho la letra, esa canción es "Un cuento sobre el agua":

Quisiera ser la lluvia que empapó tus ojos negros pidiéndome un beso
Quisiera ser el viento que sopló dejando tan gracioso cabello
Parando el tiempo en mi corazón

Quisiera ser el tallo de la flor con la que hiciste en mi boca el silencio
Quisiera ser la luz que iluminó tu rostro aquella noche de febrero
Cuando en secreto escuché tu voz

Quisiera ser la brisa que acaricia tu sonrisa
En el mar en la montaña o en el cielo azul de abril
Quisiera ser un verso dentro de tus pensamientos
Que recuerdes mi mirada suspirando en la ventana
Imaginando que apareces tras de mí

Y que me cojas de la mano que me susurres que has llegado
Que me prometas que a mi lado eres feliz
No haré preguntas no habrá recuerdos
Haré que tu pasado sea sólo un cuento
Que sobre el agua un día el viento escribió

Quisiera ser la estrella
Que pasó durante el tiempo que fuiste sincero
Quisiera no ser nunca la pasión
Que tú estafaste en los siguientes puertos
Diez mil mentiras por un favor

Quisiera ser la brisa que acaricia tu sonrisa
En el mar en la montaña o en el cielo azul de abril
Quisiera ser un verso dentro de tus pensamientos
Que recuerdes mi mirada suspirando en la ventana
Imaginando que apareces tras de mí

Y que me cojas de la mano que me susurres que has llegado
Que me prometas que a mi lado eres feliz
No haré preguntas no habrá recuerdos
Haré que tu pasado sea sólo un cuento
Que sobre el agua un día el viento escribió
Que sobre el agua un día el viento escribió
Que sobre el agua un día el viento escribió
Quisiera de la lluvia que empapó tus ojos negros pidiéndome un beso

[La oreja de Van Gogh]



sábado, 13 de septiembre de 2008

Una playa llena de huellas


Porque nuestra vida es una playa, playa de arena por donde caminan las personas que pasan y se van, pero que dejan una huella clavada en la tierra… huellas que pueden irse como el viento se va, y huellas que quedarán imborrables porque el caminante ha pisado tan fuerte que ha grabado su nombre en la arena, así, fuerte, tan fuerte que ni una ventolera, ni una ola podrá quitarlo… Las sonrisas, los baños, los juegos, el sol, la luna, nunca acabarán y estarán presentes siempre en la playa, con las mismas o con otras personas, pero siempre teniendo presentes las huellas de los que pasaron y siempre volverán…

Porque nuestra vida es una playa de arena llena de huellas…


viernes, 5 de septiembre de 2008

Con la voz de mis escritos

Estoy a solas con la voz de mis escritos, aquella que me acompaña cuando fluyen de mi mente las ondulaciones marinas que llenan mis textos. Hay una ciudad lejana a orillas del mar donde me encuentro, pero no pasa en ella nada más que lo que no veo, lo que no siento, pues sólo siento el que estoy escribiendo y que mi voz me habla y me dicta frases y versos para con ellos dibujar a base de palabras en mi mente la imagen de mi orilla de pensamientos en la que baño mis pies para refrescar los lamentos del calor de aquella lejanía, ahora cercana, en la que me encuentro. Bañando mis pies en tu suelo, con plata los voy cubriendo y mi voz ya me está diciendo lo que voy escribiendo, lo que siento o, tal vez, sólo pienso.

La voz de mis escritos me deja a solas en la orilla esperando la barquilla que entre las piedras encalle y cure de las piedras mis heridas y me lleve a escuchar a otra parte.