El mundo entero quedó conmocionado con la muerte del Papa. Un medio de comunicación italiano escribía así:
Esta noche, mientras dormía plácidamente en su habitación del Palacio Vaticano, Emmanuel Jáuregui, el Papa Gregorio XVII ha muerto debido a un cáncer de páncreas que sufría desde hace años. No había hecho pública su enfermedad porque consideraba que era enviada de Dios y por tanto nada podría hacer por evitar su desarrollo.
Parece ser que el difunto Santo Padre debió encontrarse mal momentos antes de morir, pues, de su puño y letra, se ha encontrado una nota en su mesilla de noche en la que escribió lo siguiente: «Sé que esta noche voy a morir. Dios me mandó una enfermedad y él ha querido acabar con mi vida. Nada ni nadie tiene derecho a parar el poder de Dios, por eso nunca quise recibir tratamiento. Como última voluntad quisiera que todos estos decretos que he lanzado en mis pocos días de pontificado, sean anulados y que nunca lleguen a entrar en vigor. En mis últimas horas de vida, he recapacitado y me he dado cuenta de que Dios no quería esos cambios, así me lo ha dicho. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén »
Hoy darán comienzo los finerales, una vez se procesa en embalsamamiento del cuerpo del Santo Padre Gregorio XVII.
5 de diciembre del año del Señor. Plaza de San Pedro del Vaticano. Se abren las cortinas y el silencio se hace en toda la plaza. Suenan las ansiadas palabras:
«Fratelli e sorelle carissimi! ¡Queridísimos hermanos y hermanas! Biens chers frères et sœurs! Liebe Brüder und Schwestern! Dear brothers and sisters! Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus papam! Emminentissimum ac reverendissimum dominum, dominum Ulstano, sanctæ romanæ Ecclesiæ cardinalem Capalozza, qui sibi nomen imposuit Gregori decimi octavi»
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