Como una estela

-Veo tinieblas en mi interior, no veo nada claro, sólo luces, pero están atrás mía, delante no hay nada, todo está tenebroso, digamos que estoy de luto mental.
-¿No ves nada en lo negro? ¿Ningún punto en el que haya un atisbo de luz que ponga claridad a las tinieblas?
-No, nada, veo marcos de ventanas, al menos creo que lo son, pero no estoy seguro.
-¿Ventanas? ¿Qué ventanas? ¿Delante o detrás?
- Delante, son ventanas cerradas, sí, eso son, veo que están cerradas a cal y canto, son de madera, oscura, muy oscura y están totalmente cerradas, no sé por qué, pero veo sólo ventanas cerradas en una oscuridad vacía…
-Y detrás, ¿Qué ves?
-Veo ventanas, sí, pero están abiertas, es curioso, son las mismas ventanas que están oscuras delante.
-¿Seguro que delante no hay ninguna abierta?
-Seguro, al menos yo no la veo… espera, sí, parece que hay una abierta, pero no está delante, está al lado mía, a mi misma altura.
-¿Todas las ventanas de detrás están abiertas?
-No, no, para nada, hay algunas abiertas, pero otras están cerradas… no me lo creo…
-¿Qué? ¿Qué pasa?
-Delante se están abriendo algunas ventanas, curiosamente las que no están abiertas atrás… se abre un pasillo de calles con una luz al fondo, como una estela, una luz verdosa que emana del cielo.
-¿A qué esperas? Camina por el pasillo
-Cada paso es diferente, hace frío, hace calor, hace viento, está calmado, hay ventanas que se abren, ventanas de detrás que se cierran, pero camine por donde camine, siempre está abierta la ventana que va a mi altura
-¿Por donde vas?
-Voy caminando, nada más, sólo caminando, y por más que camino más me cuesta andar, más me cuesta respirar, me siento más torpe, pero sigo con ganas de seguir caminando. Quiero ver ventanas que se abren y se cierran. Quiero…
-¿Qué qué quieres? Dímelo.
El silencio fue la respuesta, la conversación había acabado…