Tras el trazo de polvo de tiza en una pizarra llena de puntos
viene la explosión del texto que en ella se escribe
y aunque luego el viento borrador pueda borrar y hacerlo oculto
no se olvidan las palabras si dentro de un punto viven.
Mas los sonrojados colores que la explosión ha dejado
muestra certera de imaginación y fiesta veraniega de estación final
son los culpables de que la existencia y lo con ella marcado
sienta la tentación de quedarse, sin nada que lo remedie, atrás.
La oscuridad de la pizarra se hace luz de colores de lo que enseña
y lo que enseña son lágrimas, sonrisas, moratones y caricias
que son las esclavas sueltas por la pizarra buscando dueñas
que le den la condición de lágrimas, caricias, moratones y sonrisas.
Tras el trazo de polvo de tiza en una pizarra llena de oscuridad
viene la explosión de puntos que son de colores dispersos en la gama
y aunque luego el viento borrador pueda borrar el color y blanquear
los colores no se olvidan, se olvidan las palabras.
viene la explosión del texto que en ella se escribe
y aunque luego el viento borrador pueda borrar y hacerlo oculto
no se olvidan las palabras si dentro de un punto viven.
Mas los sonrojados colores que la explosión ha dejado
muestra certera de imaginación y fiesta veraniega de estación final
son los culpables de que la existencia y lo con ella marcado
sienta la tentación de quedarse, sin nada que lo remedie, atrás.
La oscuridad de la pizarra se hace luz de colores de lo que enseña
y lo que enseña son lágrimas, sonrisas, moratones y caricias
que son las esclavas sueltas por la pizarra buscando dueñas
que le den la condición de lágrimas, caricias, moratones y sonrisas.
Tras el trazo de polvo de tiza en una pizarra llena de oscuridad
viene la explosión de puntos que son de colores dispersos en la gama
y aunque luego el viento borrador pueda borrar el color y blanquear
los colores no se olvidan, se olvidan las palabras.
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